Gestión de la sangre del propio paciente (PBM –patient blood management) no es una intervención en sí misma. No se trata de umbrales de transfusión, transfusión adecuada, hierro intravenoso o cualquier otra intervención terapéutica específica. Más que eso, es la aplicación de la buena práctica médica que incluye primero el diagnóstico seguido del tratamiento adecuado para el paciente específico, sin olvidar el compromiso del propio paciente y las decisiones compartidas con él, y finalmente el consentimiento informado.